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Foto sacada de empresasypymesblog.com.ar |
Un
compañero me preguntó el otro día si conocía algún libro sobre técnicas de
venta, o si le recomendaba algún blog que tratara seriamente sobre la manera de
incrementar la clientela, ampliación de mercado o técnicas de captación.
Realmente estaba preocupado por el futuro de su empresa y quería muy seriamente
lograr que la facturación mensual no bajara a mínimos insostenibles que era lo
que, parece ser, le estaba ocurriendo. Como me decía: “La maldita crisis”. Esa
es una buena actitud: buscar enconadamente soluciones.
La
verdad es que uno ya está un poco harto de, achacándolo todo a la crisis, no
hacer nada o muy poco por superar ese umbral societario de la pobreza que lleva
o al cierre o al concurso de acreedores, con la base de creerse impotentes para
superar algo que nos viene de fuera.
No
voy a decir yo que la maldita-manida crisis no sea el principal problema de las
dificultades de la economía del país y por ende de las empresas españolas. Ni
mucho menos. ¡Faltaría más negar lo innegable! Evidentemente se puede (y se
debe) luchar individualmente contra la crisis.
En
una entrevista a un conocido entrenador de futbol de la elite de este país, se
le preguntaba cual consideraba que era, de entre los que había realizado el
equipo en el mercado de invierno, el mejor fichaje. Él, respondió, rápidamente,
que había sido uno de los jugadores que ya tenía y que, por problemas físicos
durante el primer tercio de la competición, no había estado a la altura hasta que,
después del parón navideño, su rendimiento mejoró un 100%. ¡Su mejor fichaje
estaba dentro!
He
sacado a colación esta anécdota porque creo sinceramente que descuidamos en el
día a día de la empresa un factor importantísimo y que debería estar, y más en
estos tiempos, mucho más mimado y atendido: el propio cliente. De su fidelidad
se pueden derivar incremento de ventas del propio cliente y, además, incremento
de la clientela que podemos ganar por recomendación. Tampoco voy a decir que no
hay que intentar “arañar” nuevo público para nuestra empresa, pero deberíamos implementar los esfuerzos
tanto humanos como económicos en aras a conservar lo que tenemos antes que buscarlo fuera.
En
la revista “Emprendedores” de este
mes de abril se comenta un libro (“Lo que ahora importa”, Gary Hamel) que, debe
ser, interesante a la vista de su autor y de su temática (“una visión personal
de lo que debe ser un directivo”). Pero lo que realmente me ha llamado la
atención es que, según la revista, Hamel recomienda a sus alumnos unos consejos
de despedida para que los tengan presentes a la hora de dirigir una sociedad:
considera que deberían pensar en la empresa como si todos sus componentes
fueran familia del directivo (proveedores, socios capitalistas, trabajadores,
clientes, etc.). Así, y refiriéndome sólo al tema del presente post, deberíamos
considerar que los clientes de nuestra empresa son nuestros hijos por lo que
“os enfrentaréis con cualquiera que sugiera que debéis engañarle, aprovecharse
de ellos o explotarlos”. Sería pues, ¿como tratarías a tu hijo si fuera el
cliente?
Creo que es un tema tan importante dentro de la empresa que en futuros posts ahondaremos en él.
Creo que es un tema tan importante dentro de la empresa que en futuros posts ahondaremos en él.
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